Desaparecí
otro mes. Y no fue porque quise sino por los estudios, los finales es
estresantes y agotadores, después de eso tuve una pequeñas vacaciones de dos
semanas que las aproveché bien.
Dos
semanas que sirvieron para descansar ―como se debe―, leer, escribir ―como hace
tiempo no lo hacía―. En la escritura trabajo en una pequeña historia alterna,
que se desprende de la saga arcoíris. Sólo colocaré unos pequeños párrafos sin
editar, no puedo adelantar mucho porque todavía no estoy en la mitad. Está
historia estaba desde hace unos añitos en mente, pero al ir editando la primera
versión de Antes de la tormenta, comencé a animarme a escribirla y avanzo a
buen ritmo. Este libro lo publicaré en Amazon y otros sitios, cuando esté terminado. Y se dará
para hacer reseñas, las personas que desean reseñarlo les invito a leer el
apartado contacto.
«Abrió los ojos y se fue a su cuarto, tomó
la casaca negra que descansaba en la silla, al frente de la cama. La noche
anterior había puesto allí la casaca tras regresar de dejar a su última
conquista nocturna en la puerta de su casa. Milagros, desesperada, le pidió que la acompañe porque
su toque de queda en su hogar estaba por terminar, si iba sola estaría en
problema con sus padres. Keila dudo en llevarla, no quería dar explicaciones a
unos desconocidos ni muchos menos comprometerse más con ella, pero al mirar sus
ojos suplicantes no pudo negarse. Sólo tomó la prenda, bajó con ella al auto y
se desplazó con su automóvil azul por las calles de Lima hasta la casa de la
chica.
No solo tuvo que dejarla sino también
hablar con los padres de la castaña, que para ese instante estaba muy nerviosa
por el recibimiento en su casa. Keila se incriminó por involucrarse con una
persona dependiente.
Las personas que no trabajan tienen que dar
explicaciones de sus movimientos a
quienes les pagan sus gastos, situación que Keila odiaba, es por eso que antes
de cumplir la mayoría de edad se fue de la casa de sus padres a buscar su
propio hogar y estabilidad.
Habló con los padres de Milagros. La madre
miraba a ambas de forma suspicaz, no creyendo las palabras de ambas, pero no
decía nada, sólo escuchaba atenta. Keila comenzaba a hastiarse de dar
explicaciones, la forma más rápida de volver a su departamento fue el pretexto
de la hora. Los padres entendieron y dieron por terminada la charla.
—Gracias —dijo Milagros, sonrió a Keila—.
Me hubieran hecho un lío si llegaba sola —murmuró cuando sus padres estaba
alejados de ellas.
—De nada —dijo Keila, devolviendo la sonrisa—.
No deseo que estés en problemas.
Keila vio que los ojos marrones de Milagros
brillaron de alegría, por unos segundos se desconcertó. Su gana de irse
incrementaron.
—Nos vemos. Tal vez dentro pocos días pase
de nuevo a tu departamento para repetir lo de hoy —susurró.
Keila sonrió, pero en su mente respondía:
«Sólo fue una noche, no se repetirá. Tómalo como un lindo recuerdo». Se
despidió de Milagros con un beso en la mejilla, cerca de la comisura de los
labios. Milagros miró como Keila subía a su auto, estaba repasando su agenta de
la semana y determinar qué día le haría la visita.»
Como
he mencionado, estoy en la edición del primer libro. Tengo
muchos proyectos nuevos para esta nueva versión que está quedando mucho mejor
que la primera. Me siento más satisfecha. Todavía no sé qué opciones tomaré
porque recién voy en el capítulo seis de quince. Pero deseo que esté más
accesible para los que disfrutan del género GLBT. La portada he
decidido mantenerla, me he acostumbrado a ella y me gusta mucho, ¿a ustedes?
Espero que también.